04 enero 2025

Reacción cutánea por 5-fluorouracilo: ¿cómo actuar?

Lo que le había sucedido a Dámaso es un clásico de las consultas de dermatología. Y es que algunos medicamentos que recomendamos para el tratamiento de las queratosis actínicas pueden producir una reacción cutánea muy intensa que, pese a que lo explicamos en la consulta, no siempre somos capaces de hacernos entender, ya que no hay semana que no tengamos un “Dámaso” sin cita en nuestra puerta. Bien es cierto que, en ocasiones, la reacción es tan intensa, que (aunque lo hayamos advertido), el paciente puede interpretar que no es normal y consultar por ello. Los tratamientos implicados suelen ser el imiquimod y el 5-fluorouracilo. Ambos son tratamientos de varias semanas que, aparte del susto comprensible, hacen dudar al paciente acerca de si seguir o no aplicando el tratamiento o, por el contrario, suspenderlo, así que es normal que busquen consejo de quien se lo ha recetado o incluso que acudan a un servicio de urgencias, en el hospital o en atención primaria. En este último caso se encontrarán (en algunos casos) a profesionales poco acostumbrados al manejo de estas cremas, así que a continuación intentaremos dar una serie de recomendaciones sobre cómo actuar.

Dámaso, el día que vino de urgencias

Lo primero de todo es remarcar que no se trata de una alergia, independientemente de que vayamos o no a suspender el tratamiento. Eso es importante de cara a poder volver a prescribirlo en un futuro. Y aunque no debería ser necesario remarcarlo, comentarios como “Pero, ¿qué le han dado?” y similares tampoco ayudan. A partir de ahí, bastaría con utilizar el sentido común y decidir en función de la intensidad y extensión de la reacción, teniendo en cuenta además las características del paciente. O sea, que si nos explica que su única hija se va a casar la semana que viene la decisión de suspender el tratamiento está bastante clara. Personalmente, antes de prescribir 5FU o imiquimod, siempre les pregunto acerca de compromisos sociales en las próximas semanas, para tenerlo en cuenta. Al fin y al cabo, las queratosis actínicas admiten perfectamente unas semanas de retraso en su tratamiento sin tener que lamentar consecuencias.

De manera que la primera decisión es si suspender el tratamiento o, por el contrario, insistir al paciente a que prosiga con el mismo, siguiendo las indicaciones del médico prescriptor. Como decía, sentido común. Si la reacción es tan intensa que ha motivado una consulta urgente, seguramente sea adecuado parar, recuperar esa piel y decidir más tarde si hace falta o no algo más. Si estamos ante un paciente a quien no le han explicado (o no lo ha entendido) que el tratamiento le iba a hacer reacción, si esta no es demasiado intensa, es posible que pueda proseguir con el tratamiento hasta completarlo.

En segundo lugar, hayamos o no interrumpido el tratamiento, estamos ante un paciente con la piel bastante alterada (generalmente la de la cara) que nos va a pedir algo para volver a restaurarla (o para poder aguantar lo que reste de tratamiento). Y no, no vale con decirle que se restriegue aloe vera del jardín. Y aunque el cuerpo “nos pida” dar un antibiótico (y algunos podamos caer en la tentación), hay que pensar que en la mayor parte de los casos lo que estamos viendo es una inflamación y no una infección. Pese a todo, intentaremos evitar en la medida de lo posible el uso de corticoides tópicos y, salvo el caso de que nos explique que en unos días tiene la primera comunión del nieto (en cuyo caso la combinación de fusídico y betametasona nos puede salvar), instaremos al paciente a restaurar esa piel más lentamente, con la ayuda de cremas reparadoras o epitelizantes, con o sin fotoprotector, así como una higiene suave diaria. El solo hecho de interrumpir el tratamiento ya será suficiente para que la reacción no vaya a más y la piel se recupere en los próximos días. También vale la pena remarcar, siendo positivos, que si la reacción ha sido tan intensa es más que probable que las pobres queratosis actínicas hayan pasado a mejor vida, con lo que el objetivo terapéutico estará cumplido. La fotoprotección cumple un doble papel a partir de ese momento: el de prevenir que las queratosis actínicas reaparezcan y evitar las discromías residuales y manchas.

Pero lo más importante es, seguramente, tranquilizar al paciente y explicarle que lo que le ha sucedido es normal (aunque la intensidad de la reacción es bastante imprevisible) y darle herramientas para que su piel vuelva a lucir su aspecto habitual (pero sin las queratosis actínicas).

Con Dámaso hicimos todo eso: suspendimos el tratamiento, le recomendamos una crema reparadora con fotoprotección y nos aseguramos de que tuviera una cita de control con su dermatólogo.

Hoy empezamos nuevo año y también una nueva etapa en el blog, en el que disminuimos la frecuencia de publicación, de modo que a partir de ahora sólo habrá publicaciones los sábados. Así la emoción durará toda una semana en vez de pocos días. Espero vuestra comprensión.

Nos despedimos en Azores. En la isla de Pico, concretamente.

1 comentario:

  1. Anónimo5/1/25 12:04

    Simplemente agradecer tus posts. Explicas de una manera tan sencilla cosas que, aunque pudieran parecer tan obvias, no lo son, y generan mucha desconfianza y malestar con el médico prescriptor. Gracias por tu generosidad.
    Gema Pérez. Médico de familia.

    ResponderEliminar

Éste es un blog dirigido a profesionales sanitarios y personas interesadas en la Dermatología. En ningún caso se atenderán consultas particulares (ver apartado de normas del blog).