La semana pasada repasamos las últimas guías de consenso
para el tratamiento del vitíligo, una enfermedad cutánea frecuente que, aunque
no tiene mayor repercusión física sobre quienes la padecen (más allá de las
quemaduras solares en la piel afecta), sí que la puede tener a nivel
psicológico cuando afecta a zonas visibles y en pacientes de piel más oscura.
Hoy aprovecharemos estas líneas para repasar una por una las
diferentes alternativas terapéuticas a día de hoy, aprovechando la irrupción de
nuevos tratamientos que quizá cambien un poco el panorama de esta enfermedad,
sin olvidar que, en muchas ocasiones y si así lo consensuamos con el paciente,
no tratar es una opción tan válida como el tratamiento más sofisticado.
Este es, por tanto, un resumen del artículo publicado en la
revista europea por Julien Seneschal y colaboradores, en total 42 expertos
internacionales y 4 asociaciones de pacientes. Vamos, pues, a repasar los
diferentes tratamientos, teniendo en cuenta que muchos de ellos están fuera de
indicación, con todo lo que supone.
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Édgar, al cabo de 6 meses de tratamiento |
Corticoides tópicos. Se puede decir que han sido el tratamiento
estándar, especialmente en localizaciones extrafaciales y cuando la afectación
no es muy extensa. Se consideran más efectivos para la estabilización que para
la repigmentación, aunque la evidencia es escasa. Los mejores resultados en
cuanto a repigmentación se obtienen en la cara y en el cuello. Se utilizan
corticoides potentes una vez al día, en niños y adultos, durante 3 a 6 meses.
Para evitar los efectos secundarios tróficos, se recomiendan pautas
intermitentes (por ejemplo, 2 semanas de tratamiento y 2 de descanso), y
debemos ser más prudentes en zonas como los pliegues y la región periocular, donde
los inhibidores de la calcineurina tienen un mejor perfil de seguridad.
Inmunomoduladores tópicos. Los inhibidores de la
calcineurina tópicos (tacrolimus y pimecrolimus) se consideran a día de hoy
como el tratamiento de primera línea para el vitíligo de extensión limitada,
especialmente en la localización facial, cuello y pliegues, sin que existan
diferencias respecto a los corticoides tópicos, excepto en las localizaciones
extrafaciales, donde los corticoides parece que van un poco mejor. Por su perfil
de seguridad más favorable, se prefieren en tratamientos prolongados y en
aquellas zonas con más riesgo de atrofia. En monoterapia pueden inducir >
25% de repigmentación en el 55% de los pacientes y > 75% en menos del 20% a
los 3 meses. Los efectos secundarios más comunes son eritema, prurito y
sensación de escozor tras la aplicación. Sin embargo, pese a la amplia
experiencia, su uso no se contempla en la ficha técnica.
Inhibidores de JAK tópicos. Sin duda la novedad (año
2024) en el tratamiento del vitíligo es el ruxolitinib 1,5% en crema como
primer tratamiento con aprobación específica para esta indicación, tras haberse
llevado a cabo dos ensayos clínicos randomizados contra placebo en casi 700
pacientes, con unas tasas de respuesta de 50,3% y 74,6% de F-VASI 75 y 50
respectivamente a la semana 52. Los efectos adversos más comunes fueron acné
(4%) y prurito (3,5%). En nuestro país se va a financiar para aquellos
pacientes > 12 años con vitíligo no segmentario de localización facial,
pudiendo tratar un máximo de superficie corporal del 10%. Eso sí, la innovación
se paga, y un tubo de 100g cuesta 750€. AL ser un tratamiento financiado, las
condiciones de prescripción son estrictas y es un medicamento, por el momento,
de dispensación hospitalaria.
Fototerapia UVB de banda estrecha. Es seguramente el
tratamiento de elección para lesiones extensas y rápidamente progresivas, con
mejor respuesta cuando la instauración del tratamiento es temprana. Como
siempre, las manos y los dedos no suelen responder. Se puede indicar en niños,
con algunas limitaciones y tendiendo también en cuenta el aspecto logístico
(con la consiguiente pérdida de horas lectivas en algunos casos).
Fotoquimioterapia (PUVA). Aunque lo mencionamos aquí,
es simplemente para recordar que el PUVA a día de hoy ya no se considera
indicado para tratar el vitíligo, por tener un perfil beneficio-riesgo
desfavorable.
Láser y lámparas excímero. Es como hacer fototerapia
tópica, con las ventajas que comporta, aunque se sobreentiende que sólo estaría
indicado cuando la enfermedad es localizada. Son aparatos y tratamientos caros,
que no están disponibles en los servicios públicos de salud.
Corticoides orales. El tratamiento sistémico del
vitíligo está bastante controvertido, ya que aquí la balanza beneficio-riesgo
suele decantarse por este último. Sin embargo, en casos concretos y puede ser
una alternativa, siendo los minipulsos de corticoides orales el tratamiento de
elección. La dexametasona suele ser la presentación más utilizada, a dosis de
2,5-5 mg dependiendo del peso, 2 días consecutivos a la semana, para el
tratamiento del vitíligo extenso y rápidamente progresivo. Aunque se puede
suspender de manera abrupta, también se considera adecuado ir disminuyendo
progresivamente la dosis al cabo de 1-3 meses de haber iniciado el tratamiento,
en caso de buena respuesta. También se utilizan metilprednisolona, prednisona y
prednisolona en algunas circunstancias. Lo cierto es que la repigmentación es
difícil de conseguir con corticoides orales en monoterapia, pero en más del 80%
de los casos se consigue la estabilización. La combinación con fototerapia
consigue mejores resultados, pero de nuevo tendremos que valorar el riesgo de
mantener el tratamiento sistémico.
Otros inmunosupresores sistémicos. Se han utilizado
metotrexato, ciclosporina y azatioprina con resultados variables y escasa
evidencia (y off-label). Los biológicos (anti-TNF o anti-IL17) no se
recomiendan y habrá que esperar para ver cómo se perfilan los inhibidores de
JAK orales, aunque de nuevo pesará más su perfil de seguridad.
Otras intervenciones orales. Vitamina C, vitamina E,
resveratrol, ubiquinona, ácido alfa lipoico, ácido pantoténico, catalasa/
superóxido dismutasa, Ginkgo biloba… son todo antioxidantes que, utilizados
solos o en combinación con fototerapia, han tenido éxitos variables, al igual
que el Polypodium leucotomos. En este caso podemos probar sin temor a
los efectos secundarios, aunque con una eficacia limitada y a veces anecdótica.
Tratamiento quirúrgico. Las opciones quirúrgicas
suelen limitarse a pacientes con vitíligo segmentario o formas no segmentarias
y estabilizadas tras fracaso de otras alternativas, en pacientes sin fenómeno
de Köebner. Existen varias técnicas, todas ellas laboriosas, como los injertos
con minipunch, los injertos de ampollas por succión o incluso injertos
laminares de mayor tamaño.
Tratamiento despigmentante. Si no puedes luchar
contra el enemigo, únete a él. Eso debió ser lo que pensó Michael Jackson cuando
decidió aclararse la piel a causa de su enfermedad. La despigmentación en
vitíligos muy extensos y estables es un tratamiento aceptado (pero no
financiado). Aunque existen varias alternativas, el MBEH (p-benziloxi-fenol,
monobenzona) es el único agente despigmentante aprobado para el vitíligo por la
FDA, aunque en ocasiones los pacientes pueden experimentar repigmentación y es
un tratamiento que puede irritar bastante la piel. La crioterapia y los láseres
son otras alternativas físicas para conseguir la despigmentación, pero siempre
deben hacerlas manos expertas.
Tratamientos por venir. Parece que los inhibidores de
JAK orales vienen apretando fuerte, con estudios en marcha con upadacitinib,
povorcitinib, baricitinib, ritlecitinib. Ya veremos qué pasa en los próximos
años. Pero también parece que bloquear el inicio de la enfermedad podría ser
una realidad en un futuro, a la luz del papel de la inmunidad innata que en el
vitíligo conecta determinadas vías de estrés celular. Incluso parece que actuar
sobre la disbiosis de la piel y del intestino podría ser una posible
intervención terapéutica para estos pacientes. Quién sabe si en la caca estará
la respuesta…
Bueno, hoy lo dejamos aquí que nos estamos poniendo muy
escatológicos. Édgar vino a nuestra consulta hace más de 5 años, así que le
pautamos tacrolimus al 0,1% y tampoco le fue tan mal, ya que repigmentó de
manera considerable al cabo de 6 meses.
Pero hoy os dejamos con el gran Guillaume Néry, el apneista capaz de hacer esta maravilla en la piscina más profunda de Italia, la Y40.