No era la primera vez que atendíamos a Ernesto en la
consulta. Y a juzgar por su tipo de piel tan clarito, su edad avanzada y toda
una vida expuesto al sol, seguramente no iba a ser la última, porque por lo
demás, nuestro paciente gozaba de una salud excelente. 82 años, hipertenso y un
historial de queratosis actínicas y algún que otro carcinoma basocelular intervenido.
Mientras le estábamos tratando con crioterapia unas queratosis actínicas en la
frente, Ernesto nos pidió si le podíamos mirar una “verruga” que tenía en el
dedo de la mano. En realidad, llevaba años con ella y no le hacía mucho caso.
Tan poco, que se le había olvidado comentarlo en las últimas visitas. En la
farmacia le habían recomendado un queratolítico que intentó ponerse
religiosamente durante un mes, pero no le hizo nada y terminó dejándolo. Pero
hoy se habían alineado los astros, y verruga y dermatólogo se encontraban en el
mismo plano espacio-temporal, así que nos tocaba a nosotros pronunciarnos sobre
el tema.
En la imagen podéis ver la lesión, localizada en el pulpejo
del tercer dedo de la mano derecha, de bordes más o menos bien delimitados, no
pigmentada ni ulcerada y centro más hiperqueratósico, de 1 cm de diámetro
aproximadamente. La uña no se veía afectada y en el resto de dedos no tenía
nada similar.
¿Qué hacemos con Ernesto y su dedo? ¿Os parece una verruga?
¿O será otra cosa? ¿Le damos tratamiento a ver qué pasa? ¿O le hacemos una
biopsia?
El miércoles os cuento lo que pasó con este paciente de nuestro compañero, Ignacio Torné, quien amablemente nos ha cedido las imágenes para empezar este mes de noviembre. Hoy nos despedimos desde Escocia.