21 agosto 2024

De sarcomas va la cosa…

Los sarcomas de tejidos blandos constituyen un grupo heterogéneo de tumores raros con diferenciación mesenquimal que representan menos del 1% de todas las neoplasias malignas y que incluyen más de 60 subtipos histológicos, ahí es nada. Uno de esos subtipos es el sarcoma pleomórfico indiferenciado (SPI), antes conocido como histiocitoma fibroso maligno, descrito por primera vez en 1963, cuando se consideraba como un tumor derivado de los histiocitos, aunque los avances en histopatología y citogenética han demostrado que estos tumores más bien abarcan un grupo de tumores poco diferenciados en vez de ser una única entidad. Desde esa reclasificación, el SPI constituye sólo un 5% de todos los sarcomas de tejidos blandos en adultos. O sea, es un tumor muy raro. Cuando el tumor se origina en la dermis se conoce también como SPI superficial SPI dérmico, el cual suele aparecer en piel con daño actínico crónico de personas mayores (especialmente frecuente en el cuero cabelludo), un tumor con unas características histológicas comunes al fibroxantoma atípico pero con peor pronóstico, con recidivas en más del 20% de los casos y metástasis en el 10-20%.

Una vez extirpado, quedaba claro que no era un simple quiste

Pero cuando este tumor se origina o se extiende por debajo del tejido celular subcutáneo, se caracteriza por tener un comportamiento mucho más agresivo. Desafortunadamente, es cuando son más complicados de diagnosticar clínicamente, ya que pueden ser indistinguibles de cualquier quiste o lipoma. Diferenciar entre tumores indolentes y los más agresivos es complicado y diferentes estudios proponen varios indicadores para sospecharlo. Este artículo de D. Winchester publicado en 2018 en la revista americana de dermatología estudia 319 pacientes, de los cuales 45 experimentaron recurrencias, 33 metástasis y 96 terminaron falleciendo. Los factores de riesgo que se relacionaron con recurrencias fueron el tamaño del tumor de más de 5 cm y la invasión más allá del tejido celular subcutáneo. Los factores de riesgo para las metástasis a distancia fueron la localización, el tamaño de más de 2 cm, la invasión más allá del tejido celular subcutáneo y la invasión linfovascular. Finalmente, los factores de riesgo que se relacionaron con la letalidad fueron la edad, la inmunosupresión, el tamaño mayor de 2 cm y la invasión linfovascular.

En la visita de control ya se palpaba de nuevo la tumoración

El tratamiento en estos casos es la cirugía y la radioterapia, lo que disminuye un 66% el riesgo de enfermedad metastásica según algunos estudios.

A Jacinto le extirpamos ese bulto porque le estaba creciendo, pero ya en el mismo acto quirúrgico pudimos comprobar que no se trataba de un quiste ni de un lipoma. Fue el patólogo quien realizó el diagnóstico final de sarcoma pleomórfico indiferenciado y, sólo un mes tras la cirugía, ya presentaba signos de recidiva local, por lo que se realizó una extirpación más amplia y radioterapia adyuvante, sin que de momento haya presentado recurrencia de su enfermedad.

Hoy nos despedimos desde las montañas más altas de América del Sur con este impresionante vídeo.

LONE PEAKS | South America from Flo Nick on Vimeo.

2 comentarios:

  1. Y cuáles son los indicadores para sospechar etiología benigna o maligna? Muchas gracias

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    1. Pues lo cierto es que a veces no es sencillo. Los quistes suelen tener un punto central, a veces antecedentes de supuración / inflamación... los lipomas tienen una consistencia blanda y son bastante estables en el tiempo. Yo diría que si algo parece un lipoma pero es más "duro" y crece relativamente rápido, es mejor valorar otros diagnósticos, además de los más frecuentes. Y, sobre todo, si al extirparlo no vemos signos de lipoma ni de quiste epidérmico, siempre confirmar histológicamente.

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