Todo empezó en 1966, hace no tanto tiempo, cuando Amren y
colaboradores describieron una nueva enfermedad provocada por el Streptococcus
pyogenes, a la que denominaron “celulitis perianal”, pero no fue hasta 1987
cuando Kokx le puso un nombre más acorde con la realidad, ya que no se trataba
de una celulitis y la llamó enfermedad perianal estreptocócica. Hoy en día se
suele utilizar más el término dermatitis perianal estreptocócica, una
enfermedad típica de la infancia, causada por el estreptococo betahemolítico
del grupo A (SBHGA) y, en menor medida, por estreptococos de los grupos B, C o
G e, incluso, por Staphylococcus aureus.
Cultivo + SBHGA en agar sangre. Fuente: Wikimedia |
Su incidencia se estima entre 1/300 y 1/2000 consultas pediátricas, pero probablemente está subestimada. Es más frecuente en varones, con edades entre 3 y 5 años. Se presenta como un eritema perianal bien delimitado (90-100%), a veces con lesiones satélite y con posible afectación de la zona interglútea. El prurito se encuentra presente entre el 50-100% de los casos, el dolor rectal o al defecar en el 17-50%, la presencia de sangre en las heces en un 13-50%, estreñimiento en 15-50%, fisuras anales en 10-50% y también irritabilidad. Además, puede asociarse a dolor abdominal, psoriasis en gotas, vulvovaginitis, balanopostitis, dermatitis atópica, disuria, secreción perianal y erupción escarlatiniforme, pero no cursa con afectación sistémica.
Es importante remarcar que un 30-95% de los pacientes con
dermatitis perianal son portadores faríngeos o padecen faringitis
estreptocócica, pero sólo un 6% de las faringitis por SBHGA ocurren en
portadores perianales, de manera que no es posible determinar si la
colonización faríngea precede o sigue a la perineal. Menos del 1% de niños
sanos son portadores perianales de esta bacteria, así que no, el SBHGA no forma
parte de la flora comensal de la piel en esa localización.
Respecto al modo de transmisión existen diferentes
hipótesis: el agua del baño, transporte gastrointestinal o por la vía aérea,
los portadores sanos, fómites o la autoinoculación. Se han comunicado brotes en
el ámbito familiar, pero también en guarderías y en hospitales.
El diagnóstico es sencillo si se conoce la entidad y se
llega a través de la anamnesis y la exploración física, pero si necesitamos estar
seguro, la confirmación se realiza, bien con un test de detección rápida de
SBHGA (sensibilidad 77,9-98%; especificidad 73-100% para muestras extrafaríngeas)
o con un cultivo (indicando nuestra sospecha al laboratorio para que lo siembren
en medios adecuados).
Un precioso estreptococo. Fuente: Wikimedia |
El diagnóstico diferencial se puede plantear (según las circunstancias)
con una dermatitis del pañal, parasitosis intestinal, candidiasis, dermatitis
atópica, psoriasis invertida, enfermedad inflamatoria intestinal,
histiocitosis, déficit de zinc, liquen escleroso, hemorroides o, incluso, abuso
sexual, así que hay que ir con cuidado.
El tratamiento puede realizarse con antibióticos orales
(penicilina o amoxicilina, aunque la cefuroxima también ha sido evaluada),
tópicos (ácido fusídico o mupirocina) o por ambas vías simultáneamente. Las
recaídas son frecuentes, especialmente en los pacientes tratados exclusivamente
con antibiótico oral.
En 2020, Martínez-Blanco y colaboradores, pediatras de
Gijón, publicaron un estudio prospectivo, longitudinal y descriptivo de los
casos diagnosticados por ellos entre 2011 y 2019, confirmados mediante test de
determinación rápida. En esos 8 años diagnosticaron 95 episodios en 76 pacientes,
62% niños y 38% niñas, siendo los motivos principales de consulta el prurito,
hematoquecia, dolor, estreñimiento y eritema. Un total de 63 pacientes tuvieron
un único episodio y 13 padecieron más de uno (un paciente presentó cinco episodios).
También es llamativo que el eritema fue nulo en 7 ocasiones. El tiempo de
evolución previo al diagnóstico fue de una semana o meno en 30 casos, dos semanas
en 3, tres semanas en uno y 4 semanas en 3 casos. Se observaron recurrencias en
15/58 tratamientos tópicos y 4/36 tratamientos combinados.
También cabe destacar que se constató un predominio
estacional siguiendo una distribución similar a la de la faringoamigdalitis y
escarlatinas en dicho periodo, con descenso significativo en el tercer trimestre.
Es un estudio con limitaciones, pero nos permite dimensionar esta patología en
el día a día. Además, el eritema perianal como motivo primario de consulta solo
tuvo lugar en el 17% de los primeros episodios, así que es muy posible que
muchos de ellos no se lleguen a diagnosticar correctamente.
Respecto a Oleguer, aunque orientamos bien el caso con las imágenes y una breve anamnesis mediante el teléfono, le recomendamos que acudiera al día siguiente a su pediatra, quien confirmó nuestras sospechas (y las suyas) y ese eritema tan molesto remitió tras el tratamiento con amoxicilina y ácido fusídico. Otro final feliz.
Hoy nos vamos a despedir con un vídeo de surf en Hawaii, pero con un niño como protagonista.
IMMERSION from Petole Films on Vimeo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Éste es un blog dirigido a profesionales sanitarios y personas interesadas en la Dermatología. En ningún caso se atenderán consultas particulares (ver apartado de normas del blog).