Pelayo lo sabía había vivido su psoriasis con altibajos y
sentimientos diversos, como sucede en todo paciente con una enfermedad crónica.
La psoriasis apareció a los 20 años y ahora tenía 51, así que a lo largo de
esos 30 años había experimentado negación, ira, tristeza y al final una cierta
resignación de convivir con la enfermedad. Fue entonces, hace ya más de 10
años, cuando su médico de familia le derivó de nuevo a dermatología: habían
salido nuevos tratamientos y quizá valía la pena volver a intentarlo. De modo
que después de pasar por el protocolo habitual, se inició una terapia biológica
con un anti-TNF-alfa (adalimumab), administrado por vía subcutánea cada 2
semanas. Las placas empezaron a mejorar semana tras semana, pero en las
lesiones más crónicas y de mayor tamaño (las de las piernas), aparecieron unas
manchas marrones allí donde antes había placas de psoriasis.
Antes de empezar el tratamiento |
Pelayo a día de hoy, en tratamiento con terapia biológica |
De modo que la psoriasis había desaparecido, pero en cambio
tenía las piernas pecosas. A Pelayo le daba lo mismo, porque ya no tenía placas
ni picores y ya no iba dejando escamas por todo. Podía ir en pantalón corto sin
que se le quedaran mirando, así que había vuelto a apuntarse al gimnasio y ya
había perdido 6 kilos de peso. En definitiva, estaba contento.
Pero esas pecas… ¿eran normales? ¿tenía el tratamiento algo
que ver? Se lo preguntaría a la dermatóloga en la próxima visita. Mientras
tanto, ¿qué opináis de esas manchas? El miércoles intentaremos aclarar, si no
la piel, al menos las dudas de Pelayo.
Hace tiempo que no pongo vídeos de buceo, así que aquí va uno.
OCEAN from Sarosh Jacob on Vimeo.
Quizás efecto secundado de cortico terapia
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