Confieso que el caso de Eulogio no tiene demasiado interés
científico, más allá de la anécdota, el asombro y las risas cuando, en el
quirofanito de dermatología y tras infiltrar la anestesia local, salió el tapón
de plástico disparado cual botella de cava descorchada, haciendo incluso un “plop”.
Y eso que con el dermatoscopio se veía algo demasiado rojo como para ser
tejido. Ahí nos falló la ecografía, que nos hubiera ayudado bastante en el
momento de la consulta.
Y es que en la piel se nos puede clavar cualquier cosa: cristales, espinas, púas de erizo, astillas de madera… un tapón de plástico de punta roma no es algo que esperes encontrarte bajo la piel y por eso me ha parecido lo suficientemente curioso como para compartirlo. El material vegetal suele hacer mucha más reacción que algo inerte como plástico o vidrio, pero aún así nuestro organismo reacciona en mayor o menor medida contra ese cuerpo extraño pudiendo formar granulomas. Todo eso además del riesgo de infección que supone cualquier herida traumática.
Cada vez que Eulogio viene a la consulta nos reímos
recordando ese momento “plop”. Hoy he sido muy breve, pero es que en la AEDV
estamos muy liados preparando el Congreso Nacional la semana que viene, en
Madrid, así que hasta el sábado.
Hoy nos despedimos en Marruecos con este vídeo.
Vibes of Morocco from Bogdan Teodorescu on Vimeo.
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