Sabina llevaba con ese bulto desde que tiene memoria. Le dijeron que no nació con él, pero apareció en los primeros años de vida. Ella siempre lo recuerda blandito y detrás de su oreja derecha y lo cierto es que nunca le había hecho mucho caso hasta que un buen día, unos dos años atrás, le empezó a picar. Todo parecía haber coincidido con la pandemia de COVID-19, con el hecho de tener que llevar puesta la mascarilla todo el rato. Por eso Sabina fue feliz cuando dejó de ser obligatoria en exteriores, pero el picor persistía y eso hizo que finalmente consultara a su médico, quien finalmente la derivó a dermatología.
Sabina no tenía “bultos” en otras localizaciones y era una chica sana de 21 años, estudiante de Magisterio y sin otros problemas de salud. La lesión nunca le había supurado y siempre lo recordaba más o menos igual, aunque a veces el tamaño fluctuaba un poco. Cuando la exploramos, parecía una lesión quística, de un tono algo azulado, de consistencia blanda, sin orificio central y que no parecía estar adherida a los planos profundos, aunque eso era difícil de precisar. Medía unos 2,5 cm más o menos y tenía una forma ovalada.
Bueno, pues ahora nos toca a nosotros (y a vosotros), porque habrá que tomar una decisión. ¿Qué haríais? ¿Se lo quitamos? ¿Hacemos antes una biopsia? ¿O pedimos alguna prueba de imagen antes de meter el bisturí? El miércoles estaremos aquí con la respuesta, como siempre. Aunque Sabina ya es mayor, éste cuenta como el caso pediátrico del mes, así que atentos a la respuesta.
Hoy nos vamos hasta Venecia, a golpe de dron y de Vivaldi. Disfrutad del vídeo.
Venice turns 1600 years old [Director's Cut] from Oliver Astrologo on Vimeo.
Yo haría una resonancia magnética de toda la cabeza... por si las moscas.
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