La mañana discurría entre verrugas, eccemas, nevus y fibromas, hasta que entra en la consulta Germán, un varón sano de 45 años de edad que pregunta por una de sus uñas. Nos explica que, desde hace unos 14-15 años, le ha aparecido una mancha roja en la uña del tercer dedo de su mano derecha, que ha ido aumentando en tamaño y que en ocasiones le duele. Le preguntamos si le duele más al mojar las manos en agua, pero nos dice que no. Tampoco nos explica ningún traumatismo previo en la zona ni que haya aplicado algún tratamiento para intentar mejorarlo. La verdad que nos consulta más por curiosidad que por preocupación.
Cuando nos fijamos en la uña, observamos una banda longitudinal de 4mm de ancho que presenta una muesca distal en la lámina ungueal, sin apreciar ninguna lesión a nivel del pliegue proximal, aunque el paciente refiere dolor al presionar dicha zona. Nos fijamos en el resto de las uñas de las manos y de los pies y no vemos ninguna alteración. Tampoco lesiones en el resto del cuerpo que llamen la atención.
¿Ante esta situación, qué hacemos? ¿Tomamos una foto y proponemos hacer controles? ¿Realizamos una biopsia? ¿Quizá pedir alguna prueba de imagen? ¿Le damos algún tratamiento? ¿Le decimos que no se preocupe y le damos el alta? Como siempre tendremos que esperar hasta el miércoles para conocer la respuesta.
El caso de esta semana se lo tenemos que agradecer al Dr. Ferran Olmos, dermatólogo en Hospital Juaneda Miramar, en Palma, y quien también nos propone el vídeo de despedida sobre la formación del universo. No os lo perdáis.
Tiene pinta de un tumor glómico subungueal. Tto quirúrgico
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