En realidad Caterina venía a la consulta para una revisión rutinaria porque en varias ocasiones ya le habíamos tratado varias queratosis actínicas. Pero cuando le vimos la mano vendada no pudimos evitar preguntarle qué le había pasado y nos explicó que una semana antes se había quemado en la cocina con aceite que se le derramó de la sartén, y aunque rápidamente se lavó con agua fría, se le había formado una gran ampolla en el dorso de la mano izquierda que se había ido curando con una crema de ácido fusídico que tenía por casa de cuando su nieto tuvo impétigo.
Al retirarle la venda y limpiarle la herida en la consulta vimos que se trataba de una herida limpia, que aparentemente no tenía signos de sobreinfección. Caterina se había retirado como había podido, con unas tijeritas, los restos de piel de la ampolla y, aparte de ponerse la crema antibiótica, no había hecho nada más ni solicitado visita en su centro de salud. Le dolía lo que ella consideraba como “normal” (a sus 58 años no era la primera vez que tenía un percance cocinando, aunque en esta ocasión la ampolla había sido más grande que las otras veces).
Menos mal que no tenía ninguna queratosis actínica el día de la visita y no le tuvimos que quemar nada más, así que nos centraremos en la quemadura de la mano. ¿Sabéis cómo actuar ante una quemadura doméstica? ¿Cuándo hay que ir al médico? ¿Y qué nos ponemos en la herida? ¿Y las ampollas? ¿Las dejamos o las retiramos? ¿Qué es mejor? Bueno, pues como veis esta semana que quiz de la cuestión no está en el diagnóstico. Toca hablar de primeros auxilios. Pero eso será el próximo miércoles. Mientras, dentro vídeo.
Water III from Morgan Maassen on Vimeo.
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