A veces la psoriasis se diagnostica con el culo (o por el culo). Pido disculpas a los lectores latinoamericanos, sé que allá es una palabra muy malsonante (pero no tenía mejor manera de expresarlo). Y es que esa descamación en el pliegue interglúteo que tenía Milagros se correspondía a lo que denominamos signo de Brunsting, un hallazgo altamente característico de la psoriasis y que en no pocas ocasiones en que no tenemos demasiado claro el diagnóstico, es una de las zonas, junto a uñas y cuero cabelludo, que siempre exploramos para apurar un poco más en el diagnóstico diferencial. En este caso, la “caspa” de nuestra paciente y un típico piqueteado ungueal hicieron declinar la balanza hacia la psoriasis. Lo sencillo, el diagnóstico; lo complicado, en muchas ocasiones, el tratamiento.
Pero hoy aprovecharemos estas líneas para aclarar el significado de los epónimos en la psoriasis, y es que una patología tan clásica es esperable que abunden los nombres propios, así que allá vamos, de la mano de este artículo publicado en 2003 en Actas Dermosifiliográficas por mi tocaya la Dra. Rosa Mª Díaz, de Madrid.
Aunque empezaremos por un nombre que no figura en el mencionado artículo: el signo de Brunsting, que como decíamos consiste en la afectación del pliegue interglúteo, con frecuente fisuración del mismo y las molestias que comporta para el paciente. Louis A. Brunsting (yo creo que debe ser ese, aunque no he encontrado referencias) era dermatólogo (1900-1980) de la Clínica Mayo y en los años 30 trabajaba con Goeckerman. Es más conocido por describir el pioderma gangrenoso y el penfigoide cicatricial.
Os presento al Dr. Brunsting |
En la psoriasis también es muy frecuente que se presente el fenómeno de Köebner (aunque no es exclusivo de esta entidad), que no es más que la aparición de la enfermedad en áreas de piel previamente no afecta después de un traumatismo o herida. Heinrich Köebner fue un dermatólogo alemán (1834-1904) que describió este fenómeno en pacientes psoriásicos después de mordeduras de caballos y tatuajes.
Otra cosa “viejuna” en la psoriasis es el raspado metódico de Brocq. El francés Louis Brocq (1856-1928) fue quien describió magistralmente ese proceso (que no pocas veces he reproducido cuando era residente), que consistía en raspar con una cureta roma una placa de psoriasis. Tras ese legrado metódico se descubría el llamado signo del rocío hemorrágico de Auspitz, que es el sangrado superficial que se observa en las placas de psoriasis una vez rascadas convenientemente. Heinrich Auspitz (1835-1886) fue un dermatólogo de origen judío del imperio austriaco, discípulo de Hebra, al parecer con un carácter bastante irritable, pero que aportó a la dermatología multitud de términos, como “acantoma” y “paraqueratosis”. Si no hubiera fallecido prematuramente a los 50 años, seguro que habría podido aportar mucho más.
Respecto a las formas clínicas, curiosamente los nombres propios están restringidos a las formas pustulosas: la psoriasis pustulosa generalizada de von Zumbusch (que fue un dermatólogo austriaco, 1874-1940) quien trabajó como asistente de Moritz Kaposi, y la acrodermatitis continua de Hallopeau, dermatólogo francés (1842-1919), aunque sus primeros pinitos los dedicó a la neurología.
Otro nombre propio que podemos aplicar a la psoriasis son los denominados anillos de Woronoff, que no es más que un halo blanco alrededor de una placa de psoriasis que se cree que obedece a fenómenos vasculares, y que se observa sobre todo en lesiones que han recibido tratamiento, con una imagen muy característica.
Pero la histología también tiene sus nombres y en psoriasis oiremos hablar de las pústulas espongiformes de Kogoj, descritas por Franjo Kogoj (1894-1974), eslovaco de nacimiento, que en 1927 publicó su artículo sobre la presencia de pústulas de tipo espongiforme en la acrodermatitis continua de Hallopeau. Y por último, los microabscesos de Munro, esos acúmulos de neutrófilos en la epidermis psoriásica publicados por William John Munro (1828-1908), dermatólogo nacido en Australia pero de formación europea, aunque parece que el primero en describirlos fue un polaco (L. Kopytowski), que no tuvo la repercusión internacional que seguramente merecía al hacerlo en su lengua materna.
Hoy nos quedamos en casa y a la vez nos vamos a muchos sitios, con este vídeo. Hasta el sábado.
Balance Of Life from Jokemedia on Vimeo.
excelente revision de termino e historia de la dermatologia
ResponderEliminar