Ese tono amarillento en la dermatoscopia nos debería haber hecho sospechar desde el principio que nos encontrábamos ante una enfermedad granulomatosa. Pero lo cierto es que realizamos una biopsia sin tener demasiado clara la sospecha clínica y, una vez más, fue el patólogo quien nos informó de la presencia de unos granulomas necrobióticos en empalizada en todo el espesor de la dermis media y profunda, sin células gigantes multinucleadas ni evidencia de microorganismos tras realizar técnicas de PASI, Giemsa y Ziehl-Neelsen y tampoco material extraño tras polarización. Así pues, la cosa quedó (al menos histológicamente), entre unos nódulos reumatoideos o un granuloma anular profundo.
Imagen histológica de la lesión (H&E). Foto: Fernando Terrasa |
Recordemos que Gregorio era un hombre sano, al menos que él supiera. Y aprovechamos la ocasión para pedirle una analítica con un perfil tiroideo, siendo todos los parámetros (incluida glucemia y factor reumatoide), estrictamente normales.
El diagnóstico de granuloma anular era el más tentador, pero había que reconocer que la localización y aspecto no eran los más típicos. Hasta que vi este artículo de M. Oro-Ayude en Actas Dermosifiliográficas publicado en 2020 con una foto clínica casi idéntica a la de nuestro paciente y que terminó de decidirnos.
Imagen dermatoscópica. Atentos al tono amarillento |
El granuloma anular es una patología dermatológica no infecciosa, benigna y frecuente en la clínica diaria, aunque para variar, la causa se desconoce. Afecta tanto a niños como adultos y es más prevalente en mujeres, y aunque la morfología más habitual es la que hace honor a su nombre (una lesión anular de crecimiento periférico, color carne y no descamativa, que suele localizarse en codos o dorso de manos), existen en realidad 4 tipos de granuloma anular: la variante localizada (la más típica, 80-90%), la variante generalizada, la subcutánea (infrecuente y típica de niños) y la forma perforante, mucho más rara. Y aún hay otras formas descritas, más excepcionales (si queréis repasar más en profundidad esta enfermedad, podéis releeros este post del blog o este otro).
Y respecto al caso que hoy nos ocupa, existen muy pocos casos descritos de granuloma anular afectando al pabellón auricular. Curiosamente, la mayor parte de estos casos se describen en niños o varones jóvenes (recordemos que el granuloma anular es más frecuente en mujeres) y suelen ser bilaterales. La localización de las lesiones, en las zonas más expuestas, ha llevado a pensar que pequeños traumatismos repetidos en la zona podrían estar implicados en su patogenia, aunque eso no siempre es corroborado por los pacientes.
Una vez descartadas patologías concomitantes, y dado que las lesiones eran asintomáticas, decidimos conjuntamente con el paciente no realizar ninguna intervención terapéutica. De momento, no ha vuelto a pedirnos cita.
Hoy viajamos a Venezia. ¡Hasta el sábado!
Viva Venezia from Joerg Daiber on Vimeo.
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