Nuestro joven paciente terminó en el quirófano de cirugía menor, con un neurofibroma menos en su cuerpo y unos cuantos más puntos de sutura en la cabeza, aunque la pequeña herida se resolvió sin problemas y Damián, contento porque ya no se encontraba ese bultito cada vez que se peinaba. Nosotros, también felices porque pensamos que nos serviría para repasar la dermatoscopia de los neurofibromas, así que nos dispusimos a efectuar una búsqueda en PubMed y en varios tratados de dermatoscopia. El chasco vino cuando no encontramos demasiada información, así que hoy me limitaré a resumiros una carta de Nilay Duman publicada en la revista americana del año 2015 sobre este tema, que repasa los hallazgos dermatoscópicos de los neurofibromas en 26 lesiones de pacientes con neurofibromatosis tipo 1 (NF1).
Nódulos de Lisch, que pueden observarse a simple vista |
Lo cierto es que, en el contexto de una neurofibromatosis tipo 1, identificar un neurofibroma en un paciente no suele ser demasiado complicado y la clínica es más que suficiente en la mayor parte de los casos: ese color carne, ese tacto blandito que se describe como “en saco de gusanos”… aunque a mí me recuerda más una de esas pelotitas “antiestrés”. Otro cantar es cuando la lesión es el motivo de consulta en un paciente no diagnosticado de NF1 o en tumores solitarios no asociados a neurofibromatosis. O, como en el caso de Damián, en pacientes con NF1 con lesiones que no nos terminan de cuadrar clínicamente. ¿Puede ayudar la dermatoscopia en esos casos? Nosotros le ponemos el dermatoscopio a todo lo que se menea, y es extraño que no hayamos encontrado series más largas (quizá no he buscado lo suficiente), así que vamos a ver qué nos dice ese breve artículo de 2015. Y como que hoy nos centraremos en la dermatoscopia, os remito a este otro artículo de este blog donde explicábamos un poco más los hallazgos cutáneos en la NF1.
El diagnóstico diferencial de un neuorfibroma puede incluir nevus melanocíticos intradérmicos o pólipos fibroepiteliales principalmente.
Imagen dermatoscópica, el día de la intervención |
En el artículo los autores describen 7 hallazgos dermatoscópicos principales, que incluyen un retículo pigmentado periférico (21/26), un halo pigmentado marrón periférico (19/21), áreas rosadas sin estructura (12/26), estructuras en huella dactilar (11/26), áreas con aspecto de cicatriz (9/26), fisuras (9/26) y estructuras vasculares (6/26). El retículo periférico, el halo marrón y las estructuras en huella dactilar se observaron con mayor frecuencia en aquellas lesiones pigmentadas asociadas a manchas café con leche y efélides, mientras que las áreas rosadas sin estructura, los vasos sanguíneos y las zonas cicatriciales se observaron sobre todo en lesiones no asociadas a manchas café con leche.
En nuestro caso la verdad es que lo que más nos llamó la atención fueron esos vasos “en corona”, que nos hicieron dudar y extirpar la lesión. Seguramente sean necesarias series más amplias para definir mejor los hallazgos dermatoscópicos de estas lesiones y también comprobar si existen diferencias entre los pacientes con y sin NF1 asociada.
Y si sois un poco observadores, a veces los nódulos de Lisch se pueden apreciar a simple vista. Aquí lo dejamos por hoy, pero volveremos el próximo sábado.
¿Qué pasa si juntas un rebaño de ovejas, un dron y un timelapse? Pues esto que veréis a continuación.
Aerial Sheep Herding in Yokneam from Colossal on Vimeo.
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