Verrugas y niños: una combinación muy frecuente en cualquier consulta de dermatología, con y sin pandemia, en la pública y en la privada. Esta infección por el virus del papiloma humano es muy frecuente en la población general, pero es especialmente prevalente en niños, afectando hasta a uno de cada tres escolares, según algunos estudios. Y como ya hemos repetido en varias ocasiones, la resolución espontánea incluso sin tratamiento es habitual en estos pacientes, hecho que se observa en más de dos tercios de los casos antes de los dos años, pero también hay que tener en cuenta que estas lesiones pueden provocar dolor, sangrado recurrente o los problemas derivados de localizarse en sitios muy visibles, así que en ocasiones actuar es una buena alternativa, siempre de acuerdo con las preferencias del paciente y de la familia (claro que no siempre coinciden).
Así que aprovechando este reciente artículo de K. Soenjoyo publicado hace unos meses en Dermatologic Therapy, a continuación revisaremos con la evidencia disponible las diferentes alternativas de tratamiento de las verrugas vulgares en población pediátrica.
Imagen dermatoscópica de la verruga |
La primera alternativa es no hacer nada, con todas sus ventajas y algún inconveniente. Dado que en niños inmunocompetentes las verrugas terminarán por irse solas en la mayor parte de los casos, armarse de paciencia es tan buena alternativa como sacar la artillería pesada. Barato e indoloro. Las tasas de resolución con este tratamiento tan sofisticado varían entre un 5,8% a las 6 semanas hasta un 64% a los 2 años. En verrugas asintomáticas y en zonas no visibles deberemos valorar esta opción, siempre y cuando podamos convencer a los padres (con el niño suele ser más sencillo). Una cosa parecida a no hacer nada es tapar la verruga con celo o cinta americana, que aunque os cueste de creer tiene unas tasas de respuesta del 16% a las 6 semanas y 67% a los 2 años (también baratito e indoloro).
La crioterapia es uno de los tratamientos más utilizados en cualquier consulta de dermatología (teniendo en cuenta que en la mayoría de las ocasiones han fracasado otros tratamientos). Los niños no suelen tolerar aplicaciones muy largas por el dolor (5-10 segundos) en varios ciclos, pudiendo repetirse al cabo de 2-4 semanas. Las tasas de respuesta varían entre 51% a las 13 semanas y 68% a los 3 meses. Algunos estudios han podido demostrar una eficacia superior del nitrógeno líquido respecto a queratolíticos tópicos, siendo el principal inconveniente el dolor en el momento de la aplicación y la posterior formación de ampollas en las zonas tratadas.
El ácido salicílico (en monoterapia o combinado con otros tratamientos) es el agente queratolítico más utilizado en esta condición, con la ventaja de que puede ser autoaplicado por el propio paciente (o por sus progenitores). Las tasas de respuesta varían entre el 18% a los 6 meses al 100% a los dos años, claro que no todo el mundo lo aplica correctamente y la adherencia al tratamiento también condiciona el éxito del mismo. En cualquier caso habrá que advertir al paciente de que debe hacer honor a su nombre (ser paciente). En ocasiones se puede incrementar la respuesta combinándolo con otros compuestos, como 5-fluorouracilo o ácido glicólico. Hay que advertir a quien lo aplique que debe ser cuidadoso y no sobrepasar la verruga para evitar la irritación y maceración de la piel sana adyacente (un “truco” consiste en pintar con esmalte de uñas transparente alrededor de la verruga para proteger la piel sana perilesional). El riesgo de toxicidad por salicilatos es mínimo cuando hablamos de tratamiento de verrugas, aunque por supuesto deberemos ser cautelosos a la hora de recomendar tratamientos de superficies muy extensas.
Otros tratamientos tópicos también pueden tener su lugar, como la cantaridina, el ácido fórmico, ácido pirúvico o incluso retinoides tópicos, aunque la evidencia es menor al haber menos experiencia acumulada.
La inmunoterapia en verrugas estuvo muy de moda hace años (ahora ya no tanto) y se basa en la utilización de diferentes sustancias para estimular o suprimir el sistema inmunológico a la hora de tratar diferentes enfermedades, incluidas las verrugas vulgares. Se ha utilizado imiquimod, difenilciclopropenona, dibutilester del ácido escuárico, candidina o BGC, aunque los estudios publicados arrojan una evidencia más bien escasa. La cimetidina también pasó a la historia y ya no se utiliza para este propósito. La vacunación del VPH también iría en ese sentido y hay casos publicados de remisión de verrugas recalcitrantes después de la administración de la vacuna del papiloma, de manera anecdótica.
Pero aparte de la crioterapia, existen otros métodos destructivos que incluyen el curetaje, electrocoagulación, láser de CO2, láser de colorante pulsado o incluso terapia fotodinámica. El dolor asociado a estos tratamientos es la principal limitación para su indicación en niños, así como la posible cicatriz resultante.
Y como siempre, en cualquier patología que tiene tendencia a curarse sola, las “terapias alternativas” también pueden tomar protagonismo, aunque cuando las comparamos con placebo los porcentajes de respuesta se igualan bastante (homeopatía, relajación y todo lo que se os ocurra).
Al final se trata de asegurarnos en primer lugar de que el diagnóstico es correcto y decidir el tratamiento en función de la edad del paciente, colaboración, número de lesiones, tamaño, localización, molestias, sangrado y tratamientos previos. Yago tenía tantas ganas de quitarse la verruga de la cara que ni rechistó cuando le pusimos la anestesia local y después de extirparla tangencialmente le dimos un puntito de coagulación para evitar el sangrado.
Hoy nos vamos al agua!
Rolling in the Deep - #20 - Whyalla from OceanShutter on Vimeo.
Hola buenas necesito información sobre molusco infantil y como puedo acceder a una consulta con usted gracias
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