Nuestra paciente de esta semana se llama María Vega, es profesora de educación física y modelo, y creo que es la primera vez que utilizo el nombre real de un paciente en este blog (con permiso de la susodicha, a quien podéis seguir en su perfil de Instagram).
Era una tarde de verano de hace poco más de un mes, a mediados de junio, cuando María participó en una sesión fotográfica como modelo. Pero no era una sesión de estudio, sino dentro del agua, en una zona rocosa del sur de Mallorca. La fotógrafa también estaba dentro del agua, a pocos metros, así que cuando al cabo de un rato María empezó a notar un intenso picor en las piernas, le preguntó a quien le hacía las fotos si ella había notado alguna molestia, a lo que contestó que no. El agua estaba cristalina y no se veía ninguna medusa ni ningún “bicho” sospechoso, así que María decidió aguantar y seguir con las fotos. Pero al cabo de diez minutos el picor fue en aumento, era ya una sensación de quemazón muy intensa y desagradable que le hizo salir del agua a mitad de la sesión y fue entonces cuando advirtió unas lesiones en muslos y piernas en forma de pápulas sobreelevadas de aspecto urticariforme, coalescentes en algunas zonas e intensamente eritematosas, como podéis apreciar en la foto.
Como que el dolor y las molestias iban en aumento (aunque María no tuvo ninguna otra sintomatología), decidió acudir a urgencias del centro de salud donde le administraron metilprednisolona intramuscular, un antihistamínico y le recomendaron una pauta corta de prednisona oral para los días siguientes, además de una crema de una crema de betametasona. Al cabo de dos días la inflamación había bajado, las pápulas se habían aplanado, pero se habían convertido en lesiones lineales cortas en múltiples direcciones y trayectos caprichosos, de un tono eritemato-violáceo. Aún picaban y escocían bastante, aunque mucho menos que el primer día. Fue en este momento cuando María consultó por WhatsApp a su tía, médico de familia y buena amiga mía, quien me mandó las fotos para poner a prueba mis conocimientos sobre bichos marinos, y ya de paso, saber si el tratamiento era el más adecuado.
A las 48 horas |
¿Qué os parece? ¿Ponemos bandera roja? ¿Animal o planta? ¿Y el tratamiento? ¿Algo que objetar? Nosotros volveremos a estar por aquí el miércoles, para terminar el mes de julio con una entrada muy estival. Atentos al siguiente vídeo (aunque no es ninguna pista, pero me flipa).
2016-11-12 - Spectacular close ups of herring feeding orcas from Jonas Follesø on Vimeo.
Buenos días!! Y felicitaciones por el blog. A mí la segunda imagen me recuerda un poco a otro caso de hace un tiempo cuyas lesiones habían sido producidas por la carabela portuguesa con dolor intenso por el veneno de la picadura.
ResponderEliminarUn saludo
Una lesion preciosa! Parece una dermatitis de contacto, por la intensidad de los sintomas, alergica. Esa forma tan caprichosa me recuerda a una dermatitis del coral, pero no sé si es algo propio de países tropicales, o podemos verla también en Mallorca. Un saludo y muchas gracias por el caso!
ResponderEliminarMe recuerda a las picaduras por ortiga de mar (Anemonia sulcata).
ResponderEliminarNo sé porqué pero estoy pensando en anémonas, pero suelen estar en las rocas o el suelo. ¿Cómo la ha picado ahí? Hace bastantes años vi una en una playa, yo era una cría y no se me ocurrió nada mejor que acariciarla los tentáculos con cuidado. No me hizo nada, tuve mucha suerte por lo que me han contado...Pero veo la fotografía de las rojeces y pienso en anémonas o medusas como mucho.
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarYo sufro de alergia al frío, y al salir del mar después de un tiempo prolongado tengo exactamente esa erupción. Generalmente me sale en las piernas, si estoy demasiado tiempo se me extiende a brazos, espalda y abdomen. Me ha pasado también en la nieve en zonas menos protegidas por la ropa específica de nieve. Me empezó a dar en 2010 sin motivo aparente y este año de momento no me ha dado.