Foto del "barquito portugués" proporcionada por la amiga de Susana |
La llevaron a un centro de salud. Le dolía mucho y estaba un poco mareada, pero se encontraba relativamente bien, aunque algo asustada. Allí recibió tratamiento con antihistamínicos y una crema de hidrocortisona, y pudo verse las lesiones, que corrían como latigazos, arremolinados en algunas zonas, en diferentes localizaciones. Estaban muy rojas y casi inmediatamente le salieron ampollas. Picaban como un demonio. El médico de allí le propuso ingresar en el hospital, pero tampoco se encontraba tan mal como para eso, así que rechazó el ingreso y siguió poniéndose el resto de días la crema y tomando el antihistamínico. Parecía que todo iba bien, pero al cuarto día (el mismo día del viaje de vuelta), las lesiones se volvieron a hinchar y a picar aún más. Dos vuelos más tarde y ya en Mallorca, pero aún asustada, fue a urgencias del hospital. Allí (ya con acceso a internet) pudo enterarse de que el dichoso barquito portugués no era sino la conocida como carabela portuguesa.
Los médicos de urgencias nos llamaron más por curiosidad que otra cosa (el diagnóstico estaba claro), y de este modo pudimos conocer esta curiosa historia. El resto, os lo contaremos el miércoles, con la ayuda de nuestro biólogo de cabecera.
Hoy el vídeo es un minidocumental sobre medusas, nuestra amiga (ya aclararemos lo de "medusa" el miércoles, a partir del minuto 1).
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