Es frecuente en adultos jóvenes y niños, siendo más habitual su localización en el labio inferior, en la porción interna.
Imágenes hidtológicas del mucocele de este caso (Dr. F. Terrasa) |
Clínicamente son muy característicos, observándose una pápula cupuliforme, fluctuante y no dolorosa, que suelen adquirir un tono azulado por transiluminación, de tamaño variable, que va de pocos milímetros hasta unos 2 cm. Son consecuencia de traumatismos o de la obstrucción de los conductos de las gándulas salivares menores.
No es extraño que sufran rotura espontánea (o tras una mordedura accidental) y que se curen sin necesidad de ninguna intervención, pero a veces pueden requerir tratamiento, bien por persitencia, molestias locales o en lesiones recurrentes.
Los mucoceles múltiples son un hallazgo poco frecuente que se han asociado a entidades como el liquen plano, el penfigoide cicatricial o la enfermedad de injerto contra huésped.
Una forma especial de mucocele, y potencialmente grave, es la denominada ránula, que se localiza en el suelo de la boca a los lados del frenillo, secundaria a la afectación de las glándulas salivales sublinguales.
Aunque son fáciles de diagnosticar, en ocasiones tendremos que realizar el diagnóstico diferencial con los fibromas mucosos (que no son quísticos) o con otros tumores de las glándulas salivares.
Histológicamente suele observarse un epitelio escamoso con una cavidad subyacente que contiene mucina y células inflamatorias con tejido de granulación.
Cuando es necesario realizar alguna intervención terapéutica, se puede optar por una extirpación simple (que fue lo que hicimos con Mari Carmen debido a que la lesión le molestaba), criocirugía o tratamiento con láser. La tasa de recurrencias después de tratamiento quirúrgico son de un 5% a los 6 meses, aproximadamente.
El timelapse de hoy es de Río de Janeiro. Y el sábado, nuevo caso.
RIO from SCIENTIFANTASTIC on Vimeo.
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