Los misteriosos cráteres que presentaba
Tomeu en las plantas de los pies correspondían en realidad a lo que los dermatólogos denominamos una
queratolisis punctata (
pitted keratolysis, en inglés), entidad descrita por
Castellani en 1910 bajo el nombre de “
keratoma plantare sulcatum”.
La queratolisis punctata tiene una distribución
mundial, aunque es más frecuente entre quienes van
descalzos en regiones
tropicales o personas que trabajan con calzado de seguridad. La
prevalencia real en países europeos se desconoce, aunque sí se sabe que es una entidad muy frecuente, con prevalencias del 1,5% en Japón y 2,25% en Nueva Zelanda. Sí que hay estudios que dicen que más del 50% de los
militares se encuentran afectos, y más del 13% de los
atletas. No existe ninguna predilección por raza y es más frecuente en verano. Puede afectar a cualquier edad, aunque es más frecuente en
adultos jóvenes y sí existe un claro predominio
masculino.
Pero, ¿qué es lo que lo provoca? Desde un punto de vista
etiológico se considera que la queratolisis punctata corresponde a una infección de la capa córnea por
Micrococcus sedentarius (actualmente renombrado como
Kytococcus sedentarius, una bacteria grampositiva relacionada con los estafilococos),
Dermatophilus congolensis (un bacilo grampositivo) y
Corynebacterium sp. En condiciones apropiadas (oclusión prolongada, hiperhidrosis, aumento del pH de la superficie cutánea) estas bacterias proliferan y producen
proteinasas que destruyen el estrato córneo, produciendo esos cráteres o “pits”. El
mal olor que pueden referir esos pacientes se cree que es debido a la producción de compuestos azufrados por parte de estas bacterias.
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Típica imagen de queratolisis punctata que corresponde a otro paciente |
Clínicamente estos pacientes pueden manifestar
hiperhidrosis, mal
olor y, a veces,
prurito o escozor al caminar, aunque la mayor parte de los casos son
asintomáticos. Las lesiones corresponden a numerosas depresiones superficiales circulares, a veces coalescentes, de 0,5 a 7 mm de diámetro, sobre todo en las zonas de apoyo de las plantas de los pies. Aunque raro, se ha descrito también la afectación de las palmas de las manos.
El
diagnóstico es sencillo y “
de visu” (si se conoce la entidad, claro), aunque en ocasiones algunas lesiones puntiformes pueden confundirse con
verrugas plantares. El
diagnóstico diferencial puede ampliarse en ocasiones con poroqueratosis, síndrome del nevus basocelular, queratosis por arsénico, tungiasis o queratolisis exfoliativa.
¿Y la
biopsia? Pues aunque casi nunca va a ser necesaria, los libros dicen que la histología revela un cráter limitado al estrato córneo, con bacterias (cocos) en la base y en la periferia.
Si disponemos de
luz de Wood y no tenemos nada mejor que hacer, podremos comprobar como el área afecta emite una fluorescencia característica
rojo-coral. Para confirmar el diagnóstico podríamos realizar un
cultivo bacteriológico, pero tampoco tiene demasiado sentido como no sea con fines académicos.
Así que mejor vamos a lo más interesante (al menos para nuestro paciente): el
tratamiento. Pero antes que eso, mejor la
prevención, ya que si es posible deberemos evitar los
calzados más oclusivos o que originen fricción, llevar calcetines de algodón y cuando la temperatura lo permita, calzado abierto. Podemos recomendar un
jabón antiséptico, y en muchas ocasiones puede ser útil la asociación de
tratamientos antitranspirantes.
Desde el punto de vista terapéutico, los antibióticos tópicos son fáciles de utilizar y eficaces. Se recomienda utilizar
eritromicina 1% (en solución o gel),
clindamicina,
ácido fusídico o
mupirocina. Otros tratamientos, como corticoides tópicos, ácido salicílico, glutaraldehído, tintura de Castellani, gentamicina, clotrimazol o miconazol se han utilizado clásicamente, aunque con peores resultados en general.
El
pronóstico es excelente, y si el paciente realiza correctamente el tratamiento las lesiones (y el olor) deberían resolverse en 3-4 semanas. Otra cosa es la tendencia a la
recidiva si persisten los factores que favorecen la infección, aquí entrarían de nuevo las medidas preventivas. Por si os habéis quedado con ganas de más, aquí os dejo un
artículo bastante sencillo pero que lo explica muy bien.
Y eso es todo, un caso fácil de diagnosticar, muy adecuado para los meses de verano. En el caso de
Toméu le pautamos eritromicina tópica. Queremos pensar que le fue estupendamente (no volvió a la revisión). Y ya que estamos con un caso pediátrico (aunque extrapolable perfectamente a adultos), hoy os dejo con este Timelapse realizado en Disneyland.
Welcome to The Magic - A Disneyland Timelapse from
Givot on
Vimeo.