El carácter visual de la dermatología ha facilitado su integración en la
telemedicina desde hace más de 25 años, técnica que se puede llevar a cabo de dos maneras:
a tiempo real (variante
síncrona que se realiza mediante videoconferencia) o en
diferido (denominada
asíncrona o de almacenamiento). El primer caso (técnicamente más complejo) se reserva para cuando la visita presencial es inviable (normalmente por motivos geográficos, en países o zonas con mucha dispersión demográfica).
La
teledermatología asíncrona es mucho más sencilla de implantar, de manera que el médico de primaria (en algunos casos, el propio paciente) toma una foto de la lesión cutánea, que es remitida al dermatólogo para su valoración (mediante un sistema seguro), habitualmente para que éste emita un juicio clínico y priorice la atención de este paciente, además de dar unas indicaciones terapéuticas cuando se considere adecuado. Es importante remarcar que la teledermatología
no ha demostrado utilidad en la patología inflamatoria (donde la exploración minuciosa del paciente y la historia clínica son mucho más importantes), de manera que lo más habitual es que se utilice en lesiones tumorales.
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Teledermatóloga en acción |
A una servidora hace ya algunos años le picó el gusanillo de la
telederma, y (como que estaba de moda), pusimos en marcha en mi hospital un proyecto piloto con dos centros de salud para evaluar la
concordancia diagnóstica entre los médicos de atención primaria, el "teledermatólogo" y el dermatólogo que luego veía presencialmente a todos los pacientes (había poca experiencia y legislación por aquel entonces). Los resultados se pueden consultar en este
artículo, pero sí que llamaba la atención que la concordancia diagnóstica fue del 59,8% para el médico de atención primaria y del 94,7% para el teledermatólogo (considerando diagnósticos agrupados en tumores benignos, premalignos, malignos, patología inflamatoria, patología infecciosa y patología anexial). Pretendíamos comprobar si la teledermatología servía como herramienta de cribado (nos daba bastante rabia que un melanoma esperara lo mismo que una verruga) y parecía que, efectivamente, la cosa sí que funcionaba.
El problema fue que, cuando intentamos generalizarlo al resto de centros de salud “estalló” la gripe A, y cuando se nos pasó el susto, estábamos en medio de una crisis de la que no sé si algún día saldremos. Así que, como no hay dinero ni para una miserable cámara de fotos, hemos vuelto de nuevo a los viejos tiempos.
Pero volviendo a la teledermatología, sí podemos afirmar que tiene bastantes
ventajas: mejora la calidad del
cribado (una foto vale más que mil palabras, y si la foto está mal hecha, tendremos que hablar de “dermatomancia”), es fiable en patología
tumoral (la que más preocupa) y, al tener el médico de primaria una respuesta en menos de 24 horas, mejora el
aprendizaje. Sin embargo, no hay que olvidar algunos
inconvenientes importantes que limitan su utilización indiscriminada: uno de los más importantes, es que la fiabilidad de la técnica está supeditada a la
calidad de la imagen remitida (hacer fotos dermatológicas no debe ser tan sencillo como parece), como hemos dicho, apenas es útil en patología
inflamatoria, requiere tiempo para hacer y enviar la foto (aunque sean pocos minutos, recordemos que el médico de primaria trabaja en una consulta saturada) y, para qué negarlo, necesita de personas altamente
motivadas (y de eso no vamos muy sobrados últimamente). Por último, estamos centrando la atención en una lesión, y no podemos valorar al paciente en su conjunto (es muy triste, pero en nuestra serie, 10 pacientes (7,7%) remitidos por lesiones benignas fueron diagnosticados en la consulta de presencia de lesiones malignas o premalignas que no habían sido fotografiadas (2 melanomas inclusive).
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Sr. X (a la izquierda foto remitida, a la dcha foto en la consulta) |
De manera que en mi hospital ya no hacemos telederma. Por eso me llama la atención que en estos momentos “de capa caída” muchos de mis compañeros en otras comunidades autónomas me piden consejo porque desde las gerencias están “impulsando” programas de teledermatología asíncrona como parte de las medidas de ahorro, presuponiendo que un dermatólogo con una foto podrá resolver el problema a un elevado porcentaje de pacientes que no necesitarán ser derivados. La idea no parece tan mala. Pero quizás hay algo que algunas mentes pensantes no se han detenido a analizar. De acuerdo, partimos que hasta un 20% de pacientes que atendemos en el hospital podrían solucionarse en atención primaria. ¿Y eso? Pues queratosis seborreicas asintomáticas,
acnés leves,
verrugas vulgares, acrocordones, nevus intradérmicos,
melasmas,
puntos rubí,
pitiriasis alba, dermatitis atópicas leves, etc (casos todos ellos de fácil diagnóstico pero que de una manera u otra, preocupan al paciente). Para que la teledermatología sea “resolutiva” e impida derivaciones, el médico de primaria tendría que remitirnos fotos de
todos estos pacientes (de los que conoce perfectamente el diagnóstico). Yo no me imagino a un médico sobresaturado perdiendo el tiempo fotografiando un acrocordón para que el dermatólogo le conteste que tranquilo, que no pasa nada y no es necesario extirparlo. Sería mucho más sencillo si, simplemente, se dejaran de derivar pacientes que no necesitan ser vistos en el hospital (eso es tema para otro día). Si, por el contrario, usamos la teledermatología para lo que realmente sirve (pacientes concretos que nos preocupan), entonces nos servirá para aumentar la calidad asistencial, sin duda, pero no diminuiremos listas de espera y los gestores nos dirán que no les hemos resuelto el problema.
Ya no hago telederma. ¿Seguro? Cada día médicos de familia (a los cuales no siempre tengo el placer de conocer en persona) me envían fotos de pacientes por
mail (si hay más confianza, incluso a través del teléfono). Claro que la teledermatología no debe hacerse en estas circunstancias. En primer lugar, porque no estamos transmitiendo las imágenes de manera segura (incumpliendo la LOPD) y además, aunque siempre intento ayudar, esta actuación médica (que lo es) no queda registrada como tal (digamos que esto tiene el mismo peligro que una consulta “de pasillo”). Si sois de los que mandan fotos de pacientes utilizando el WhatsApp, quizá no os venga mal leeros esta
entrada del
Dr. Fran Sánchez Laguna. Si queréis más información sobre la cuestión jurídica de la telederma, podéis leer este
post de
Rafa Pardo en su blog.
En mi hospital ya no hacemos telederma. Pero me encantaría volver a hacerla. Bien hecha. Como manera de seleccionar con más criterio a aquellos pacientes que realmente necesitan ser atendidos antes en la consulta. Y mientras tanto, en la privada empiezan a despuntar
iniciativas en este sentido, llevadas a cabo por dermatólogos emprendedores. A mí me parece una buena idea, y por eso me llamó la atención la
carta oficial del Presidente de la AEDV posicionándose en contra y que tanto debate ha generado en el grupo de Facebook de la AEDV (que lamentablemente es privado y no puedo reproducir).
¿Qué pasó con el
señor X? Pues que lo hicimos venir a la consulta, he hicimos una foto en condiciones de la lesión que finalmente resultó ser un carcinoma epidermoide y se lo extirpamos en el quirófano sin más problemas.
Hoy me he enrollado más de la cuenta (podría seguir, pero seré buena). Como siempre, sentíos libres de opinar y comentar. Hoy nos adentramos en terrenos pantanosos, seguro que hay opiniones para todos los gustos.
El vídeo de hoy corresponde al tráiler de un magnífico documental llamado
"6 minutos" realizado por médicos de atención primaria y que ilustra, creo yo, el principal problema de la puesta en marcha de estos proyectos.