Hoy he decidido alterar la dinámica normal del blog para participar en una iniciativa que me ha parecido de lo más interesante.
Resulta que un grupo de profesionales (enfermeras, médicos, fisioterapeutas, economistas, informáticos, etc.) estamos convencidos de que la calidad asistencial puede mejorar con pequeños gestos, como mirar a los ojos de las personas que atendemos.
Mírame, diferénciate, es una iniciativa colaborativa que surge en la Red, con la idea de traspasar la pantalla y provocar ese gesto. Es una campaña de sensibilización dirigida a profesionales, usuarios y organizaciones sobre la importancia de mirarnos a los ojos, de compartir nuestras dudas, de intercambiar una expresión, y de ponernos en el lugar del otro.
Antes esto parecía más obvio, más fácil, pero ahora somos dependientes de esa tecnología que tanto defendemos, y a veces da la impresión de que una pantalla se interpone entre el paciente y nosotros. Al principio era sólo la historia clínica electrónica y algunos teníamos la suerte de tener al lado a otro profesional que se encargaba de hacer peticiones, rellenar recetas, consentimientos informados... Pero más tarde también las peticiones se hacían por el ordenador, se contestaban las interconsultas, luego vinieron las solicitudes de intervención quirúrgica, los consentimientos informados, y desde hace algo más de un año, la receta electrónica. Es fácil de entender que con todo este “papeleo virtual” los ojos se nos queden fijos en la pantalla. Y si tú escribes, normalmente los pacientes callan. Yo he tenido que aprender a escribir sin mirar el teclado (antes no sabía), y de este modo puedo establecer ese contacto visual que puede llegar a ser terapéutico en cierta medida (y no lo digo yo, podéis revisar la bibliografía).
Afortunadamente en Dermatología (como en casi todas las consultas médicas) hay que levantarse de la silla, bordear la mesa, acercarse al paciente, explorar, mirar, tocar,... ya sin ordenadores de por medio.
De la manera de comunicarnos y “conectar” con el paciente dependen (además del grado de satisfacción del paciente) parámetros como el grado de cumplimiento terapéutico, la eficacia de los tratamientos e incluso el grado de frecuentación en nuestras consultas, y si nos ponemos a valorar lo que implica todo ello en términos económicos, creedme que (aparte de la satisfacción personal que produce) también sale a cuenta para el sistema sanitario. Lamentablemente, esto no te lo enseña nadie en la carrera, pero el sentido común suele ayudar bastante.
Y como que no sé si he expresado todo lo que esta campaña significa, os dejo los enlaces para que podáis profundizar un poco más sobre el tema y, por supuesto, difundirla. Cuantos más seamos, mucho mejor.
Enlace a la web oficial: www.diferenciate.org
Twitter: @diferencia_T
Grupo de Facebook: http://www.facebook.com/Mirame.diferenciate
Blog: http://diferenciate.org/blog
Mail: miramediferenciate@gmail.com
Por cierto, éste es el hashtag de Twitter para la ocasión: #diferencia_T
Y recordad, como dice Pablo González, “no se trata sólo de incorporar una actitud simplemente añadida, sino de comprender que realmente es desde lo humano que podemos acercarnos a la persona enferma y vulnerable”.
Para la respuesta al enigma del sábado, me temo que tendréis que esperar a pasado mañana.
Desde que leí por primer vez el "Mírame, diferenciate", cuando estoy pasando consulta y soy consciente de que mi vista casi no se desvía de la pantalla del ordenador, intento que mi mirada vaya hacia las personas que tengo delante.
ResponderEliminarDe todas formas, cuando veo a determinada gente que se ha subido al carro como si de una moda se tratara, me dan ganas de bajarme de él.
Bueno, se trata de que no sea una moda pasajera.
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