Lo que tiene
Josefa es una
pelagra (déficit de
niacina o
vitamina B3). Suena antiguo, ¿eh?, y sin embargo cada año diagnosticamos alguna en mi hospital, casi siempre en pacientes con problemas de alcoholismo o anorexia nerviosa.
Este cuadro fue descrito por primera vez en España e Italia a mediados del s. XVIII, y desde la primera descripción por el médico español
Gaspar Casal en 1735, se creía que era de origen infeccioso (lo llamó “
mal de la rosa”). El nombre de pelagra (
pelle agra, o sea,
piel áspera) se debe al italiano Francesco Frapolli. No fue hasta la primera mitad del s. XX cuando Elvehjen descubrió que el tratamiento con ácido nicotínico era eficaz en el tratamiento de la pelagra en perros. La pelagra no es una avitaminosis, ya que el déficit de niacina en la dieta no es incompatible con la vida, al poder ser sintetizada a partir del triptófano que es un aminoácido esencial de la dieta. En 1938
Grande Covián tuvo la genial idea de sintetizar ácido nicotínico a partir del tabaco almacenado, consiguiendo una reducción espectacular de los casos de pelagra durante la Guerra Civil española. Actualmente la pelagra es muy infrecuente en el mundo occidental, aunque la pelagra por déficit en la dieta puede verse en la India, en algunas zonas de China y en África, donde la alimentación es a base de maíz y mijo.
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Imagen tomada a las 3 semanas de tratamiento |
La
niacina se encuentra ampliamente distribuida en alimentos de origen vegetal y animal. Se encuentra abundantemente en
carnes (hígado, pollo),
pescado,
leche,
huevos,
vegetales de hojas, tomates, zanahoria, plátano, espárrago, brócoli, nueces,
granos o productos integrales y
legumbres.
El
ácido nicotínico y la
nicotinamida son las dos formas comunes de la vitamina B3 (niacina). Hidrolizada en intestino delgado a nicotinamida por enzimas, ésta es convertida por la flora intestinal en ácido nicotínico. Es crucial en la síntesis y metabolismo de los carbohidratos, ácidos grasos y proteínas.
Como he adelantado, las
manifestaciones clínicas de la pelagra pueden resumirse con el acrónimo de las
3D:
dermatitis,
diarrea y
demencia (en algún tratado más macabro añaden una 4ª D, de “
defunción”). En nuestro entorno, la mayor parte de los casos se presentan en personas con problemas de alcoholismo, anorexia nerviosa o como complicación de la cirugía bariátrica. Sin embargo vale la pena conocer otras tres circunstancias en las que puede presentarse este cuadro:
- Síndrome carcinoide.
- Uso prolongado de isoniazida.
-
Enfermedad de Hartnup.
Las
manifestaciones cutáneas de la pelagra son fundamentalmente de 4 tipos:
- Fototoxicidad. En fases iniciales, se observa eritema y edema en las áreas corporales fotoexpuestas. En la cara puede haber un eritema en mejillas “en alas de mariposa”. Las lesiones en cuello y en escote reciben el nombre de “
collarete de Casal” y consisten en máculas o placas hiperpigmentadas de bordes bien definidos. El paciente refiere sensación de ardor y dolor. Después de varios episodios la piel toma un aspecto hiperpigmentado, rugoso y seco. Pueden presentarse ampollas.
- Mucosa oral. Con frecuencia se observa queilitis angular, glositis atrófica y lengua depapilada. Tras el tratamiento las lesiones se resuelven sin dejar cicatriz.
- Lesiones perineo-genitales. El área genital así como las zonas cutáneas expuestas a traumatismos frecuentes como los codos o las rodillas también pueden presentar eritema y descamación.
- Alteraciones de las glándulas sebáceas. Los pacientes con pelagra pueden presentar, asimismo, unas lesiones faciales de tipo dermatitis seborreica o rosaceiformes.
Las
manifestaciones neurológicas pueden preceder al resto. Incluyen cefalea, irritabilidad, ansiedad, alucinaciones, estupor, apatía, temblor, ataxia, paresia espástica, parestesias confusión, pérdida de memoria y síntomas psicóticos. Conforme avanza, aparece desorientación, confusión, delirio, y posteriormente estupor, coma y muerte.
Los
trastornos gastrointestinales incluyen anorexia, náuseas, vómitos, dolor abdominal, … todo ello conduce a un síndrome malabsortivo, con diarrea, pudiendo conllevar un estado caquéctico.
El diagnóstico es clínico. Ante un paciente desnutrido con fotodermatosis debe plantearse la posibilidad de una pelagra.
No hay pruebas diagnósticas ni patognomónicas. Ni la histopatología ni la determinación analítica de los niveles de vitaminas (por su complejidad) son de gran utilidad en el diagnóstico.
El
diagnóstico diferencial puede plantearse con los siguientes procesos:
porfiria cutánea tarda, quemaduras solares,
fitofotodermatosis, dermatitis de contacto, lupus eritematoso, síndrome de Stevens-Johnson, reacción fototóxica, etc.
El
tratamiento se basa en la
reposición proteica y vitamínica, así como en la
fotoprotección. Se aconseja administrar
50-300 mg/d de nicotinamida (la niacina es peor tolerada). Diversos complejos vitamínicos la contienen en su composición, como Becozyme C Forte (50 mg/ grágea). Cuando se sospecha una deficiencia múltiples se aconseja suplementar con vitaminas B6 y B1 y triptófano.
En caso de síntomas neurológicos agudos es necesario administrar dosis altas de nicotinamida por vía endovenosa o intramuscular (en adultos 100 mg/8h y en niños 25-50 mg/8h).
Las lesiones de
Josefa se resolvieron rápidamente después de iniciar tratamiento con nicotinamida oral (no así los síntomas neurológicos, probablemente debidos también al efecto crónico del alcohol).
Para terminar, os dejo un vídeo en stop motion (es una manía, lo sé), titulado Bottle. No se trata de botellas de alcohol. En este caso, si juntamos botella + mar, transmite un mensaje de esperanza (aunque con final agridulce). Hasta el sábado!