Aunque se describió hace más de 30 años y es una patología bastante común en las consultas dermatológicas, si buscas publicaciones al respecto te encuentras más bien poca cosa, no digamos si pretendemos encontrar referencias de los últimos 10 años (el artículo de revisión más reciente que he encontrado es de la revista india de pediatría, lo podéis descargar aquí).
La dermatitis plantar juvenil (DPJ, para abreviar) es una patología que suele presentarse en niños (más que en niñas) entre 3-14 años (aunque más raramente se puede ver en adultos). Típicamente se presenta como una erupción de la zona plantar de apoyo anterior de los pies que suele afectar también los dedos. Las zonas afectas presentan un eritema brillante con elevada incidencia de fisuras dolorosas, con un grado variable de descamación. En una pequeña proporción de casos se afecta toda la superficie plantar, incluyendo talones, y algunos pacientes pueden presentar lesiones también en las palmas de las manos.
El diagnóstico diferencial de la DPJ incluye la tiña pedis, las queratodermias palmo-plantares hereditarias, la dermatitis alérgica de contacto o la psoriasis palmo-plantar. Y aunque la etiología exacta se desconoce, el hecho de que se vea a menudo en niños con dermatitis atópica hace pensar que estos niños tendrían una especial sensibilidad a la fricción que se produce entre el pie y el calzado, especialmente en pies sudorosos. Calzados de materiales sintéticos y que dejen el pie menos sujeto, favorecen en niños predispuestos este tipo de lesiones. Todo ello se suele agravar en los meses de más calor. En lesiones atípicas o persistentes pese a las medidas adecuadas podría estar indicada la realización de pruebas epicutáneas. Y aunque la DPJ es más frecuente en pacientes atópicos (más del 50%), la tendencia es a que sean consideradas entidades distintas.
De modo que los consejos para intentar mejorar este tipo de dermatitis se podrían resumir en los siguientes puntos:
- Reducir la fricción en la medida de lo posible, llevando calzado que ajuste bien, preferiblemente de piel, con calcetines de algodón o tejido transpirable.
- Hidratar, hidratar e hidratar, con emolientes grasos que restablezcan la barrera cutánea. Los hay de más sofisticados, pero la parafina puede servir, después del baño y antes de ir a la cama.
- Intentar que el niño no haga demasiado el bestia si tiene fisuras abiertas.
- Las fisuras se curan antes en oclusión (tapadas).
- Los corticoides tópicos pueden utilizarse en los brotes durante periodos cortos de tiempo, hasta dos semanas.
Hoy nos vamos al agua con este vídeo.
World Oceans Day from Rafa Herrero Massieu on Vimeo.
y tengo 33 años y aun a tengo !! solucion porfavor
ResponderEliminarHola, pudiste solucionarlo? Yo sufro lo mismo
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