En realidad Daniela venía por otra cosa. Su madre la traía porque le habían salido unos “granitos” en el brazo derecho, que finalmente resultaron ser moluscos contagiosos. Como eran pocas lesiones, se los tratamos en la misma consulta mediante curetaje, pero ya puestos, su madre nos preguntó si le podíamos mirar los lunares.
Daniela tenía 7 años, y toda ella era desparpajo. Sus lunares (nevos melanocíticos) no eran especialmente preocupantes, y además no tenía muchos. Pero sí que nos llamó la atención que tenía la cara llena de “pecas”, sobre todo en las mejillas y en la frente. La niña tenía un fototipo más bien claro, y mirando a la madre, ésta no era especialmente pecosa. Nos dijo que, en cambio, por la parte del padre de la niña, sí que tenían muchos lunares y eran de piel clara, pero afortunadamente no había historia en familia de nadie que hubiera sufrido un melanoma.
Así que nos olvidamos por el momento de los moluscos (ya resueltos), y nos centramos en esas otras manchas de la cara. No es la primera vez que hablamos de ellas en el blog, pero aparte del diagnóstico, ¿haríais algo más con Daniela? ¿Profundizamos en la anamnesis? ¿Y qué hay de la fotoprotección en la edad infantil? ¿Hay algo que debamos tener en cuenta a la hora de escoger un fotoprotector en un niño? ¿Vale cualquiera? El miércoles hablaremos de todo ello (o en este enlace).
Hoy nos vamos a Nueva Zelanda, tierra de kiwis y de contrastes.
Lost in New Zealand from BenSteensels on Vimeo.
Esta semana, a ver si cambia!, los comentarios quedan un poco desangelados. Quizas faltan algunas preguntas mas concretas?. Aunque a veces, con algún tema, sucede lo de ahora, que viene a ser el equivalente a una jornada de reflexión, que de hecho ya tocaba, y refiriéndose concretamente a la frenética necesidad de la especie humana, al albor de los primeros calores del inminente verano, de acudir, casi de forma compulsiva, a las playas y tomar el sol, como si en ello nos fuera la vida. El año pasado fue con los suplementos de vitamina D, a principios de agosto, y hace dos años, coincidiendo de pleno en el equinoccio de verano, con la toma de sol sin protección.
ResponderEliminarDermapixel después de los años transcurridos ya empieza a ser un blog de referencia en dermatología. Tras la edición del libro recopilatorio de todos los casos y su resolución, es una pieza esencial, por la amplia casuística en dermatología de atención primaria, y como alguna vez ha comentado algún blogero, no tenemos ningún inconveniente sino todo lo contrario, en que nos sirva como punto de referencia, tanto para colegas como para pacientes, ávidos de poder ampliar algún tema en concreto, precisamente por la claridad de su exposición y sobre todo sus recomendaciones, de total fiabilidad.
Para el caso de hoy, y precisamente por la escasez de los comentarios, no puedo dejar de hacer referencia a algunos de los mismos, expuestos por los que seguimos semanalmente estas páginas, que se ajustan perfectamente al tema que nos ocupa. Aparte de las explicaciones de Rosa al caso que nos expusó el sábado 8 de setiembre del 2012 (¿Las pecas son peligrosas? ), me gustaría destacar la aportación al tema que efectuó la pediatra Imma Caubet, pero sobre todo con la que nos obsequió el 26.06.13, a propósito del caso del 22.06.13 (Me he quemado por el sol), con la nota de prensa, aparecida el dia anterior, por parte de la Asociacion Española de Pediatria de Atencion Primaria, referente a la concienciación de la protección solar en niños, y que aconsejaría revisar por su plena vigencia (asi como, en aquellas fechas, las de otros dos habituales, BB y CD, en un tono mas desenfadado, que siempre viene bien), todo ello a lo que promete ser, como tantas otras veces (los repelentes, los pediculicidas,…), una excelente revisión sobre esta semana, como no, la fotoproteccion.
Revindiquemos de paso, hoy, a los comentaristas, la parte “no oficial” del blog. Saludos.
Respondiendo al comentario anterior, se me ocurre que el alto nivel de muchas de las respuestas, tan científicas y eruditas, quizá desanime a dar opiniones del nivel de las mías, valga el ejemplo, pero las primeras son necesarias y muy de agradecer. Igual también es tiempo de exámenes o cualquiera sabe.
ResponderEliminarAl tema. Cosa de modas. ¿Daniela podría haberse llamado Rita? Lo digo porque fuera aparte de sus pecas, a mí esos papitos sonrosados me recuerdan a la quinta enfermedad, la del sopapo famoso del cine, como si estuviera empezando. Si fuera el caso, y Daniela estuviera esperando un hermanito aunque su madre aún no lo supiera, convendría advertir a la mami del posible riesgo para el nasciturus.
Igual estoy desbarrando, no sería la quinta vez. :-)
Manía de tomar el sol como lagartijas de sangre fría. Siempre he pensado que lo mejor del sol es la sombra.
Saludos y un abrazo, bueno dos.
Interesante aportación Begoña la del parvovirus. Revisando a propósito este eritema facial asociado, y como ejercicio diferencial, vemos que quizás, ampliando la fotografía, la piel subyacente, sin llegar a ser una poiquilodermia, pueda tener algo mas de daño actínico del que aparenta, aparte de zonas de diferente pigmentación, y podríamos pensar que es reflejo de una especial fotosensibilidad, y que ello nos entroncara con otro grupo de entidades, muchísimo más excepcionales y, por lo general, con una muchísima mayor virulencia, incluso a tan temprana edad, y que serian los defectos de reparación genética del DNA, que no enumerare, pero sí que existe una especial forma de xeroderma pigmentosum que es el XP Variant, que a veces puede cursar con una expresividad no tan espectacular como la que estamos acostumbrados a ver en esta enfermedad.(pej. doi:10.1038/jid.2008.48). Una afectacion ocular acompañante seria en este caso previsible. Muy improbable, pero asi queda más completo. Saludos y abrazos por igual.
EliminarLo cierto es que no esperaba muchos comentarios esta semana, los cuales siempre son más animados cuando planteamos algún caso de diagnóstico incierto. Pero lo bueno que tiene escribir un blog es que hablas de lo que te da la gana, y ya me iba apeteciendo ahora que viene el verano, de tocar el tema de la fotoprotección en niños. Efectivamente, de pecas ya hablamos hace algún tiempo.
ResponderEliminarRespecto al comentario de Begoña, creo que la entiendo, y aunque cada semana tenemos comentarios que bien merecen un post (me podría ahorrar perfectamente escribir la respuesta, o podría hacer un copia-pega), creo que cada uno aporta su visión. A mí particularmente me interesa vuestra opinión en cada caso, actitud, y (a veces ya para nota), diagnóstico. Todo lo demás es bienvenido y creo que enriquece, aunque sea cierto que haya quien, cuando ya se ha dicho todo, no crea que pueda aportar nada más.
Dicho esto, que cada uno use esta herramienta de la manera en que le sea más útil. Ya sabéis que unicamente no publico los comentarios claramente ofensivos (a no ser que me apetezca responderlos), el spam o insultos (que por cierto, cada semana cae alguno).
Un abrazo a todos, y a disfrutar del verano, pero cuidado con el sol
Hola, puedes recomendar algún protector solar para bebés y niños (que por extensión podremos usar adultos). En todos sitios dejan claro que deben usarse flitros físicos (oxido de zinc o dioxido de titanio) y sin nanoparticulas que pueden penetrar facilmente en la fina y delicada piel de los bebés, pero a la hora de encontrarlos en farmacias o comercios es complicado, me parece que casi todas las marcas conocidas contienen algún filtro químicos y una se pierde entre tantos ingredientes, además muchos de ellos prohibidos en EEUU. La mejor protección ropa y sombra y a techo en horas de máximo riesgo, pero con un niño no es tan sencillo.
ResponderEliminarBuenas. De eso precisamente es de lo que hablaremos mañana en respuesta al caso de esta semana. A las 20h hora española, como siempre. Aunque no recomiendo marcas concretas.
EliminarLas efélides que muestra Daniela se observan en áreas fotoexpuestas, generalmente en mejillas y nariz, dorso de miembros superiores y hombros, como resultado de la melanogénesis que produce la fotoexposición. El color de las mismas variará en función de la intensidad de esta exposición, desde marrón muy claro a más oscuro, sin llegar a adoptan color negruzco. Por si mismas, las “pecas” no son un precursor de cáncer cutáneo, aunque sí un marcador de daño actínico. No habría que realizar un seguimiento extricto, aunque sí insistir en la recomendación de fotoprotección, sobretodo en esta edad.
ResponderEliminarLos efectos dañinos de la radiación UV son acumulativos e irreversibles. Unos efectos son inmediatos, como la aparición de eritema, pigmentación o quemaduras solares; y otros se presentan de forma tardía, como el envejecimiento cutáneo o el aumento de riesgo de carcinogénesis.
Los niños son uno de los grupos de población en los que debe extremarse la fotoprotección, pues son especialmente sensibles a los efectos negativos derivados de una exposición solar excesiva, ya que presentan una serie de carencias en la fotoprotección endógena o natural de la piel: escasa presencia de melanina, sudor y sebo, y una capa cornea más fina y permeable que la de los adultos; y además no son conscientes del riesgo. Por otro lado, desarrollan una actividad al aire libre mucho más importante que los adultos, y la exposición a la radiación UV y las quemaduras durante la infancia son un factor de riesgo fundamental para el desarrollo de cáncer cutáneo en la edad adulta.
Por ello es de gran importancia la educación a la población infantil en hábitos de exposición solar saludable y su modificación de actitudes con respecto al sol, el bronceado y la fotoprotección.
La fotoprotección en niños tiene 3 pilares:
- Evitar el sol en las horas de sol más fuerte, desde las 10 am hasta las 4 pm, dependiendo la época del año
- Utilizar medios físicos de protección como camisetas, gorras, sombreros, etc.
- Aplicar fotoprotector, a partir de los 6 meses de edad.
El fotoprotector escogido debe tener un factor de protección solar (SPF) de 30, o mayor, ser resistente al agua, e idealmente de amplio espectro, es decir que proteja contra los rayos UVA y UVB. Se recomienda aplicarlo unos 30 minutos antes de la exposición solar, repitiendo cada 2 horas y después de nadar o sudar, incluso en días nublados.
Los filtros solares ideales para los niños son los físicos, inorgánicos o pantallas minerales. Estos productos son impermeables a la radiación solar, tanto a los rayos UVB, los UVA como a los rayos visibles y el infrarrojo; ya que bloquean la radiación gracias a sus propiedades físicas de índice de refringencia, y el tamaño y el espesor de las partículas minerales. Además no son irritantes ni sensibilizantes, ya que se trata de polvos inertes, por lo que se usan como primera elección en pacientes con historia de alergia a los fotoprotectores. Los más utilizados son el óxido de cinc, el dióxido de titanio y la mica.
Para la fotoprotección en niños menores de 6 meses principalmente realizaremos uso de medios físicos de protección solar y evitar la exposición directa. Los fotoprotectores solamente se utilizan cuando sea imposible mantenerlos alejados de la luz directa del sol.
La fotoprotección debe realizarse todos los días del año, sin importar la estación, y con más énfasis durante las situaciones de mayor exposición: actividades al aire libre y acuáticas. Debido a que los efectos dañinos de la exposición solar son acumulativos con la edad, la fotoprotección debe iniciarse en la infancia y mantenerse durante toda la vida; pues el 80% de la radiación solar que recibimos a lo largo de la misma, será durante la infancia y adolescencia.
Cristina R2 MFyC
Las "pecas" (o efélides) en la cara que presenta Daniela, como ya se ha comentado anteriormente en el blog, son comunes en personas con fototipo claro, no se encuentran presentes en el nacimiento y son el resultado de la melanogénesis inducida por la exposición solar, por lo tanto se encuentran en áreas fotoexpuestas. No son un precursor de melanoma pero sí constituyen un marcador de daño actínico y por tanto son un factor de riesgo para el desarrollo de neoplasias cutáneas. De cara a la actitud diagnóstica lo importante es la fotoprotección. Los niños son el grupo poblacional en el que más debe extremarse la fotoprotección ya que desarrollan muchas actividades al aire libre y porque el principal factor de riesgo del cáncer de piel es la radiación ultravioleta, sobre todo aquella radiación producida durante la infancia (entre un 50 y un 80% del daño inducido por la exposición solar que un individuo recibe durante toda la vida se realiza durante la infancia y la adolescencia).Las medidas de fotoprotección incluyen las conductas de evitación solar y el uso de fotoprotectores. A nivel de fotoprotección exógena se recomienda: evitar la exposición solar en las horas de sol más fuerte (especialmente entre las 11 y las 16 horas), cubrirse con ropas y gorros adecuados, llevar gafas con protección solar y protegerse también en días nublados y en invierno. Otro pilar fundamental es la utilización de fotoprotectores a partir de los 6 meses de edad, pero no nos vale cualquiera. Deben tener un FPS mayor o igual a 25, cubrir la radiación UVA y UVB, ser resistentes al agua y al frotamiento y de texturas de buena cosmeticidad. Existen dos tipos de fotoprotectores: los químicos y los físicos. Los fotoprotectores químicos u orgánicos absorben la energía transportada por los fotones de las radiaciones UV. Son muy variados, tienen mecanismos de acción diferentes y transforman la energía lumínica en energía térmica. Son cosméticamente muy aceptables, aunque presentan un mayor riesgo de reacciones de contacto que las pantallas minerales. En la infancia se recomiendan los fotoprotectores físicos, inorgánicos o pantallas minerales. Actúan como una barrera física, absorbiendo y dispersando la radiación UV, así como la luz visible y los infrarrojos. Estos filtros no son irritantes ni sensibilizantes, ya que se trata de polvos inertes. Al aplicarlos, la piel se torna blanquecina, por lo que los pacientes no los aceptan aunque últimamente la cosmética de estos agentes se ha mejorado enormemente con las nuevas formulaciones micronizadas, que han eliminado esa apariencia de «pasta blanca» en la piel.También es importante incidir en la correcta aplicación de fotoprotectores:- Aplicarlo 15-30 minutos antes de la exposición solar (ya sea en invierno o en verano), para mejorar su permanencia en la piel.- Reaplicarlos en las zonas fotoexpuestas de 15 a 30 minutos después de comenzada la exposición solar, y posteriormente cada 2 horas y/o al bañarse, frotarse con la toalla, o sudar excesivamente.- Aplicarlo en todas las zonas expuestas al sol, incluidos los pabellones auriculares, hombros y cara posterior de rodillas y piernas. A parte de estas medidas es muy importante promover la fotoprotección entre los padres y, sobre todo, entre los niños mediante campañas educativas que incrementen el conocimiento de las medidas fotoprotectoras y que favorezcan cambios en el comportamiento respecto de la exposición solar y de las prácticas fotoprotectoras.
ResponderEliminarLola R2 Medicina Interna